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13 cuentos cortos de animales

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13 cuentos cortos de animales

¿A vuestros peques les gusta que les leáis un cuento antes de dormir? Al mío le fascina… ¡y más si son cuentos de animales! Por eso hoy os traemos 13 cuentos cortos de animales para que disfrutéis junto a los peques de un momento de tranquilidad y mucha imaginación.

Los cuentos cortos son perfectos para iniciar a los niños en la literatura infantil. Tienen la longitud ideal para que los peques se interesen, se intriguen y no se aburran… ¡e incluso los dejan con ganas de más! Nuestras amigas de Cuento a la Vista nos traen unos cuentos infantiles preciosos cada mes, ¿los leéis habitualmente?

Hoy hacemos un repaso de los cuentos de animales de Cuento a la Vista. ¡No os los podéis perder! Para leer cada cuento, tan sólo debéis hacer clic en las imágenes.

Cuento corto de animales: El malo del cuento

Cuentos cortos de animales

¿Qué pasaría si el malo del cuento, el terrible lobo feroz, se cansase de su papel y se levantase por la mañana con ganas de ser el héroe de la historia? ¡Descubridlo haciendo clic en la imagen!

Cuento infantil “Las vacas no van al colegio”

Cuentos cortos de animales

Este cuento corto nos habla de Beto y su gran amiga la vaca Paca. Beto y Paca se quieren tanto que desean ir juntos a todos lados, ¡incluso al colegio! Pero las vacas no van al colegio… ¿o sí? Para leer el cuento tan sólo debéis pulsar sobre la imagen.

Cuento de animales: Un conejo sin orejas

Cuentos cortos de animales

Caro es un conejito muy particular, tiene dos orejas como todos los conejos pero no puede levantarlas y eso lo avergüenza. Hasta que un día, algo lo hace entender que hay que quererse tan y como uno es. ¿Queréis descubrir qué le hizo aprender esa lección? ¡Entonces haced clic en la imagen!

Un cuento corto: Valentín, el hipopótamo bailarín

Cuentos infantiles de animales

 

Valentín es un hipopótamo bailarín, ¡le encanta bailar! Por eso, cuando se muda al zoo se aburre mucho. ¡Le hace falta su música! Este simpático cuento de Cuento a al Vista nos enseña sobre la importancia de tener buenos amigos. Haciendo clic en la imagen podréis enteraros qué pasó con Valentín.

Un cuento de animales para niños: El camello Donatello

Cuentos infantiles de animales

Este cuento infantil nos habla de Donatello, un camello viejo que trabaja en el desierto y es una gran oportunidad para reflexionar sobre la necesidad de tener cerca a nuestros mayores. Pulsad en la imagen para leer la primera parte de este cuento y en este enlace encontraréis el final.

Un cuento corto: El gato soñador

Cuentos cortos de animales

Misifú tiene un sueño: alcanzar la luna. Y es que a veces soñamos con cosas que parecen imposibles, ¿no? Si queréis saber cómo sigue la historia, haced clic en la imagen.

Un cuento clásico de animales: La Ratita Presumida

Cuentos infantiles de animales

¿Quién no ha leído La Ratita Presumida? Pues no podéis perderos la adaptación de este cuento tradicional que hace Cuento a la Vista. ¡La podéis leer con un simple clic en la imagen!

Cuento para niños: La rana que fue a buscar la lluvia

rana-lluvia

¿Creéis que es importante luchar por lo que necesitamos? Entonces os encantará este cuento de una rana que se fue a buscar la lluvia que hacía tiempo no aparecía por su charca. Podéis disfrutar de este cuento infantil pulsando en la imagen.

Cuento de animales para niños: La dieta de Rino

Cuentos para niños de animales

La dieta de Rino es un cuento para niños sobre la amistad y también sobre la importancia de los buenos hábitos alimenticios. ¿Queréis leerlo? ¡Clic en la imagen!

Un cuento de animales corto: El reno Moritz y su extraña nariz

Cuentos de animales para niños

Este cuento de Cuento a la Vista fue publicado para Navidad porque cuenta la historia de uno de los renos de Papá Noél pero es tan divertido ¡que podéis leerlo durante todo el año! Moritz es tan presumido y coqueto que los duendes de la Navidad deciden gastarle una broma. Pero… ¿qué pasará si no sale todo como estaba planeado? ¡Descubridlo haciendo clic en la imagen!

Un cuento corto para niños: El rincón de nieve

Cuentos cortos de animales

Tartán es una ardilla que tiene un amigo muy especial ¡que sólo puede ver una vez al año! Si sentís curiosidad, pulsad en la imagen para leer el cuento.

Un cuento tradicional patas arriba: El Patito Feo que nunca fue feo

Cuentos cortos de animales

No os podéis perder la revisión de El Patito Feo que han hecho nuestras amigas de Cuento a la Vista. ¡Es una historia preciosa y con enseñanza! Pulsad en la imagen para leerlo.

Un cuento para niños: Los tres cerditos y el lobo

Cuentos cortos de animales

Y para terminar esta recopilación, os dejamos con una adaptación de Los tres cerditos y el lobo. ¿Qué pasaría si el lobo fuese en realidad vegetariano? Clic en la imagen para conocer la historia.

Esperamos que disfrutéis tanto como nosotros de estos preciosos cuentos cortos para niños de Cuento a la Vista


Cuento a la vista: Cows don’t go to school

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vaca_niño

Este cuento en inglés habla de dos amigos muy especiales: Beto y la vaca Paca, tan inseparables que cuando Beto tiene que ir al colegio decide llevársela con él. Pero… ¿es el colegio un lugar para las vacas?

Esta es una de las historias del libro “Cuentos diferentes para niños diferentes“, pero en esta ocasión, el texto de María Bautista (ilustrado por Raquel Blázquez) ha sido traducido al inglés por Dani Moore.

Coge el diccionario y a disfrutar con la aventura de la vaca Paca en el colegio de Beto.

Cows don’t go to school

The best friend of Beto was his cow Paca. It sounds weird that it was a cow, but Beto lived in a farm surrounded by animals. Even more, Paca the cow had saved his life, and that is a thing you don’t forget…

It occurred when Beto was only 3 years old. He was playing ball next to a den of rabbits when the ball shot toward the road. Beto ran after it right at the moment when a truck filled with bushels of wheat was passing by. Paca the cow, who grazed tranquilly in the next meadow, saw the whole scene, and left running towards the boy.

The driver, who had not seen Beto, so small and fast, was stunned to see this enormous cow running towards the road. And stopped short.

That was the beginning of a very special friendship. Beto spent hours with Paca the cow, he only drank the milk that came from her utters, and sometimes, when he couldn’t sleep, he snuggled with her. At her side he was never scared.

Because of this, no one was surprised to see them always together. They were as thick as thieves, so close that it seemed impossible to tell where ended Beto’s smile and where began the playfully wagging tail of Paca the cow. And so it always was, until Beto grew up and had to go to school.

The school was in the city and was very big. It was full of boys and girls, but didn’t have rabbits, nor meadows, nor horses, and of course no Paca the cow. Why could he not take his friend to school, share a desk and play together at recess?

- Because she is a cow, Beto – Mama told him – cows don’t go to school, nor do they do chores, nor do they trade cards at recess.

But Beto insisted so much that Mama finally agreed. And Beto came the following day mounted on his cow Paca. All the kids wanted to pet her, play with her, drink her milk and climb her back.
But, after a while, Paca the cow tired of grazing that cement meadow and decided to sit. Nothing more occurred than sitting herself right under one of the goals of the soccer field:

- With her as goalie; we will win all the games! – exclaimed an enthusiastic Beto.

But the opposing team quickly tired of playing with Paca the cow.

- This is unfair, we want a goalie our size!
- So wins either…
- This is cheating

So Beto had no choice but to convince Paca the cow to move from the goal.

- It will be better to stay in the hallway – he said – because now I have math class and I can’t stay with you.

Paca the cow obeyed Beto and remained tranquilly lying in the hallway, but after a while, she began to tire of staying there alone and began to call to her friend. The moos of the cow were so strong that the teacher Daniel had to stop the class.

- What is this scandal? We cannot continue the class like this…

And he left for the hallway to see what happened. Paca the cow was very content to finally see someone with whom to talk…she was so bored there alone! So happy was she, that with all her affection, she licked the bald shiny head of the teacher Daniel.

- Aaaaagh. How disgusting! This is a shame. Take this cow home.

And there went Beto and Paca the cow, very rueful for having orchestrated all of this mess. Carmen, the principal, almost had a fit when she saw Paca the cow enter the door to her office.

- What is a cow doing here?
- It’s just that she is my best friend and I wanted to bring her to learn about school, about my other friends, about the professors…

The principal saw how hopeful Beto was, and how embarrassed the poor cow was, that she had an idea.

- Beto, the school is not a place for a cow. Your friend has to stay in our farm while you are in class. But since she has already come here, let’s teach all the kids…

Carmen’s idea was simple: give a class that no alumnus would ever forget again. Paca the cow, Beto and Carmen were passing through all the classes. Carmen taught them all that there was to know about cows and about the animals like her: the mammals. Further, many children milked a cow for the first time, discovered how cows ate, what customs they had and how they lived. It had been the best kind of knowledge of the environment they all had ever had.

When the day ended, Beto and Paca the cow returned to the farm and told all to Mama, who, with the face that mothers always wear when they are about to tell you something important, affirmed:

- I already told you, Beto. Cows don’t go to school.

No te pierdas más cuentos infantiles de Cuento a la Vista, aquí en Pequeocio.

Cuento a la vista: Bello y Bestia

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bella y bestia

La psicóloga y escritora Carolina Fernández nos trae un nuevo cuento clásico del revés. En él se habla de la excesiva importancia que los padres damos al aspecto de los niños (y no solo los padres, la sociedad en general). Una bonita historia sobre lo que hay que valorar de verdad, y sobre la importancia de inculcar a nuestros pequeños ese amor y respeto por uno mismo y por lo que de verdad somos.

No te pierdas esta revisión del clásico “La Bella y la Bestia”, ilustrado por Raquel Blázquez.

Bello y Bestia

Había una vez en un lejano pueblo de altos, frondosos y verdes árboles una joven que vivía con su padre. A nuestra joven le encantaba jugar en aquellos árboles tan altos desde que era una niña, correr y pasear por los bosques y leer grandes historias de príncipes y princesas.

Todas esas cosas que tanto le gustaban no las solía compartir con nadie. El motivo era que cuando aquella niña comenzó a crecer, su pelo se le encrespó y se le puso de punta, la cara se le llenó de granitos y su cuerpo empezó a coger más kilos y músculos de lo que el resto de niñas acostumbraba para su edad. Su padre trató de hacerla cambiar y le insistía en que tenía que hacer algo si quería tener amigos y amigas. Cariñosamente le llamaba Bestia. A ella no le importaba mucho tener ese aspecto, pero su padre insistía una y otra vez:

- Hija, tienes que hacer algo con tu aspecto, así tan fea no le vas a gustar a nadie.
- Pero papá, a mí me da igual. Todo eso no me impide hacer las cosas que más me gustan, así que voy a seguir siendo exactamente igual.

Pero Bestia llevaba mucho tiempo escuchando aquellos consejos y ya estaba muy cansada. No entendía por qué era tan importante para la gente y le entristecía pensar que era la única parte que la gente podía ver de ella.

A Bestia le encantaba salir con su caballo por el bosque: se sentía ella misma, era por fin libre y podía jugar y correr tranquilamente. Una de las cosas que más le gustaba era sentir la mirada del bosque sobre ella: era una sensación mágica… parecía que aquellos grandes árboles iban acompañándola en su paseo, como si le saludaran y sonrieran. Bestia pensaba lo maravilloso de esas plantas y seres que no la juzgaban por su aspecto. El bosque podía ver la persona que era ella.

Una tarde de invierno, Bestia estaba con su caballo por el bosque cuando algo ocurrió. El caballo de Bestia vio una serpiente, se asustó muchísimo y salió al galope por el bosque. Bestia comenzó a tener miedo porque se estaban alejando y empezaba a oscurecer. Mientras se agarraba fuerte a su montura para no caerse, le susurraba:

- Tranquilo chico, vamos no te alejes tanto, tranquilo…

El caballo fue recuperando la calma pero ya era tarde. No sabían dónde estaban y el sol se había escondido. Bestia seguía asustada pero reunió coraje para confiar en que todo saldría bien y quizá fue esa confianza lo que les ayudó, porque rápidamente divisaron un castillo a lo lejos que podría ser su salvación para esa noche.

Nunca había visto aquel lugar, era un castillo muy hermoso. Lo que Bestia no sabía es que la persona que habitaba aquel castillo era más hermosa aún.

Bestia llamó a la puerta y no podía creer lo que estaba viendo, era la persona más bella que jamás hubiera visto. Tenía los cabellos brillantes y del color del chocolate, un cuerpo fuerte, una cara hermosa y unos ojos radiantes. Precisamente aquellos ojos fueron lo que más llamó la atención de Bestia, ya que mostraban mucha más belleza que ninguna otra cosa. La joven, sintió de pronto que con mirarle a los ojos ya conocía a aquel chico con el que ni siquiera había hablado aún. Se puso tan nerviosa que no le salían las palabras:

- Bu…bu…buenas noches siento la… la… las molestias. Me he perdido en el bosque, no tengo donde ir, mi caballo y yo estamos asustados y yo no sé…

Aquel chico la interrumpió:

- No digas más, tranquila, esta noche la pasáis aquí.

Bestia no podía creer lo agradable que era aquel chico, tanto que no fue una sino muchas las noches y los días que pasaron juntos en aquel castillo. Montaban a caballo, corrían por el bosque y leían cuentos de príncipes y princesas. Resultó que a aquel hermoso muchacho le gustaban las mismas cosas que a Bestia, era divertido y muy fácil estar juntos, se entendían con sólo mirarse. Se dieron cuenta que se parecían en muchas cosas, incluso en aquella en la que parecían más distintos: el aspecto.

- Me encanta sentirme bello, mi madre siempre me regañaba por mirarme y pasarme horas peinándome en el espejo, me decía que un chico tan presumido no iba a gustar a nadie.
- Vaya, qué raro, mi padre me regañaba por no ser presumida.

Y así Bello y Bestia descubrieron que ambos habían sufrido por lo mismo: no dejarles ser cómo querían ser . Bello y Bestia en ese mismo momento se confesaron lo mucho que se gustaban y lo mucho que les gustaría seguir compartiendo tantas cosas juntos. Les gustaba mirarse el uno al otro y encontrar lo mejor de cada uno. Se miraban y se gustaban tal y cómo eran. Ninguno quería cambiar al otro.

De este modo Bello y Bestia siguieron teniendo el mismo aspecto, Bello siguió preocupándose por ser bellísimo y Bestia siguió sin preocuparse por no serlo. Y además, los dos siguieron siendo curiosos, atrevidos, divertidos y listos. Siguieron compartiendo y disfrutando de los bosques, los caballos y los cuentos. Y por fin consiguieron sentirse felices porque se sentían aceptados el uno por otro.

Y además, la mamá de Bello y el papá de Bestia también aprendieron algo muy, muy importante: daba igual cómo eran sus hijos por fuera, lo esencial, es que fueran felices por dentro.

¿Te gustó este cuento infantil? ¡Disfruta de muchas más historias de Cuento a la Vista aquí en Pequeocio!

Cuento a la vista: Elephant Amaranta’s Fear

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Es hora de coger el diccionario y leer este nuevo cuento en inglés de Cuento a la vista. En esta ocasión, el cuento nos habla de los miedos y de lo difícil que es enfrentarse a ellos. La elefanta Amaranta tiene mucho miedo a los ratones, ¿conseguirán los demás animales acabar con este miedo?

La ilustración es de Brenda Figueroa y el texto, de María Bautista, está traducido por Dani Moore. ¡Disfrútalo!

Cuento a la vista: Ceniciento y las zapatillas mágicas

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Este cuento infantil de la psicóloga Carolina Fernández revisa uno de los grandes clásicos de la literatura infantil: Cenicienta. Pero, tal y como acostumbra, lo ha puesto todo patas arriba. Aquí Cenicienta se convierte en Ceniciento y su sueño no es casarse con la princesa, sino descubrir el mundo.

El texto, con ilustración de Raquel Blázquez, es una buena ocasión para leer en familia. ¿Te animas?

Ceniciento y las zapatillas mágicas

Ceniciento había perdido a Papá hacía tiempo y de todos los recuerdos que tenía de él, el que más le gustaba era su nombre. Papá decidió llamarle así porque Ceniciento se pasaba horas delante de la chimenea pintándose bigotes con la ceniza.

Con el tiempo, Mamá acabó casándose con otro hombre. Aquel señor siempre le pareció bastante antipático, por esa razón, Ceniciento le llamaba para sus adentros el señor antipático. Tenía dos hijos que eran sus hermanastros, a quienes Ceniciento intentó conocer y ser su amigo pero la verdad es que nunca le cayeron del todo bien. Aquellos niños que siempre le miraban por encima del hombro, le parecían chismosos, sabelotodos y presumidos:

- Mamá yo lo intento, quiero jugar con ellos y que se sientan como en casa, pero no me gusta, no paran de mandar todo el rato.

Ceniciento quería muchísimo a Mamá. Nadie cómo ella sabía prepararle el chocolate de la merienda o contarle aquellos cuentos sobre dragones miedosos, princesas valientes y reinos desconocidos.

Por eso cuando Mamá se fue, Ceniciento se puso tan triste que se encerró durante días en su habitación. Los ratoncitos, los perros y algún que otro pájaro eran los únicos que le hacían compañía, éstos le llevaban bocadillos de chocolate y le leían cuentos tratando de animar a Ceniciento.

Cuando Ceniciento se atrevió por fin a salir de su cuarto, se dio cuenta de que su casa había cambiado. El señor antipático y sus hijos habían dejado sus cosas por todas partes, y su casa ya no parecía suya…sino de aquella familia que no le caía nada bien.

Con el tiempo, el señor antipático, cada vez era más y más antipático. Comenzó por no dejarle jugar con sus hermanastros y terminó por hacerle limpiar la casa de arriba a abajo como si fuera un criado. Y así, mientras Ceniciento limpiaba la cocina, la chimenea, lavaba la ropa, barría y fregaba los suelos, sus hermanastros jugaban a la pelota, leían cuentos, iban al parque del palacio y siempre parecían pasarlo bien.

Ceniciento intentaba no estar triste, a veces se enfadaba por no poder jugar y reír como los otros niños y niñas, pero cuando eso le pasaba recordaba la sonrisa de Mamá, los bocadillos de chocolate y corría a jugar con sus verdaderos amigos, los ratoncitos, los perros y los pájaros. Ellos eran los únicos que habían cuidado de él cuando Mamá se fue:

- Tenemos que conseguir que Ceniciento salga de esta casa. No puede pasarse la vida aquí encerrado limpiando para siempre.
- Dentro de poco es la fiesta de cumpleaños de la Princesa y todos los niños y niñas de este reino y de los reinos de los alrededores vendrán a jugar a palacio.

Así que todos los animales decidieron que ese día, Ceniciento tendría que llegar a palacio para poder jugar con todos aquellos niños y niñas, y aunque fuera por unas horas, pasarlo bien cómo todos los demás.

El día del cumpleaños llegó y sus hermanastros se fueron en caballo a palacio. El señor antipático se había encargado de dejarle una larga lista de quehaceres para que estuviera entretenido, Ceniciento se quedó mirando desde la puerta disimulando sus ganas de ir a la fiesta y dijo haciéndose el orgulloso:

- ¡Bah, la fiesta me da igual! Seguro que es aburridísima.

Fue entonces cuando aparecieron todos los animales con una camiseta unos pantalones y un gorro precioso para que pudiera ir con ropa nueva y limpia a la gran fiesta de cumpleaños de la Princesa, lo único que se les había olvidado eran los zapatos. A Ceniciento le dio exactamente igual, se puso a dar saltos de alegría y vestido con su ropa nueva y con sus viejas zapatillas agujereadas por el dedo pulgar se fue corriendo a la gran fiesta.

- Ceniciento, tienes que venir cuando oigas el canto de los pájaros, ellos te avisarán para que llegues antes que el señor antipático y tus hermanastros, ya sabes que si se enteran se enfadarán y te castigarán limpiando la chimenea durante días.
- Allí seguro que no te reconocen, habrá muchos niños. Disfruta y pásatelo cómo nunca.

Ceniciento llegó a palacio y se quedó con la boca abierta. Había un gran lago azul, dulces de todos los colores y sabores, juegos, música, payasos y muchísimos niños y niñas que no paraban de reír.

Todos venían de los reinos de los alrededores: del reino de la música y la danza, del reino de las mates, del reino donde hablaban muy raro, del reino de la naturaleza, del reino de las estrellas…había tantos reinos que Ceniciento sólo podía escuchar, mirar y dejar la boca abierta ante tantas cosas desconocidas y geniales.

Ceniciento se bañó en el lago, jugó, rió y conoció a muchísimos niños y niñas, incluida la Princesa, que le pareció casi la niña más guapa y lista de toda la fiesta. A ella le confesó su asombro y su gran deseo:

- ¿Cómo puede haber tantos reinos diferentes? Me encantaría poder conocerlos todos y descubrir donde podría ser feliz.

La Princesa también pensaba que Ceniciento era el niño casi más listo y guapo de toda la fiesta, le encantó escuchar sus historias y sobretodo le gustó que no parara de reír con él. Ceniciento no podía creer lo bien que lo estaba pasando, así que cuando de repente escuchó el canto de los pájaros le dio tanta pena que casi se pone a llorar:

- ¡Oh no! tengo que irme corriendo para volver a casa si no quiero que me castiguen limpiando durante una semana la chimenea.

Salió corriendo y con las prisas, su zapatilla con el agujero del dedo del pie se quedó allí tirada. La Princesa la cogió pero no le dio tiempo a llegar hasta él para devolvérsela. Conmovida por la historia de Ceniciento y el gran agujero de aquellas zapatillas, habló con su mamá la Gran Reina y tuvieron una gran idea.

- Le buscarás y le llevarás este regalo. Ceniciento tiene que salir de aquella casa para poder ser feliz.

Una semana después la Princesa por fin encontró la casa de Ceniciento, que se quedó ojiplático al ver de nuevo a esa niña tan guapa y lista. La princesa le dio su regalo.

- Unas zapatillas mágicas para que puedas conocer todos los reinos hasta descubrir cuál es el que te hace feliz.

Ceniciento se puso las zapatillas y un extraño escalofrío le recorrió todo su cuerpo, con esas zapatillas podría recorrer todos los reinos sin cansarse, sin que nada malo le pasara y estando siempre contento.

El señor antipático y sus hermanastros le miraban con rabia y envidia. Ceniciento no podía dejar de sonreír, estaba deseando comenzar la aventura de descubrir cuál sería el reino en el que podría ser feliz. Por fin podría jugar, reír, aprender y ser un niño cómo todos los demás. Se despidió de la Princesa, de los ratoncitos, del perro y de los pájaros y comenzó su camino dispuesto a descubrir cuál sería su reino.

¡Lee más cuentos clásicos del revés aquí en Pequeocio! ¡A los peques les encantarán!

4 cuentos en inglés ¡con animación!

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Cuentos en inglés

Aprender inglés puede ser muy pero muy divertido. Tan sólo debéis encontrar actividades infantiles que entretengan a los peques. Pensad que no hay mejor manera de aprender un idioma que ¡casi sin darse cuenta! Los juegos, los cuentos y las canciones infantiles en inglés son la mejor forma de ayudar a vuestros hijos a incorporar vocabulario…

Hoy os traemos 4 cuentos en inglés ¡con animación! Sí, como leéis, compartimos con vosotros algunos cuentos que nos han encantado. Veréis que son cuentos en vídeo con lo cual las imágenes ayudarán a los peques a seguir el relato. Además, la pronunciación de quien relata los cuentos es simplemente impecable, ¡ideal para que los niños acostumbren el oído!

¿Los vemos?

Cinderelephant o Cenicienta Elefante

Una divertida historia basada en el clásico de Cenicienta pero ¡con una elefanta como protagonista y un mono como príncipe! El príncipe busca a Cinderelephant con su zapato en la mano pero se equivoca al seguir las huellas y va conociendo diferentes animales… ¡hasta que al final la encuentra! No os perdáis el final alternativo…

The Story of 10 little pigs o La historia de los 10 cerditos

¿Os gustaba la historia de los 3 Cerditos y el Lobo? Os encantará esta… Enseña a los peques a contar en inglés y además ¡es muy divertida! No sólo eso sino que se trata de un cuento donde el malo no es tan malo o para nada malo en realidad.

Si os gustan las historias donde el lobo feroz no es tan feroz, no os perdáis El malo del cuento de nuestras amigas de Cuento a la Vista.

Jack and the Green Sock o Jack y las judías verdes

¿Qué pasaría si tuviésemos unas judías mágicas que creciesen hasta el cielo? Descubridlo con este cuento en inglés y ¡aprended también los colores!

Little Red Writing Hood o Caperucita Roja

Caperucita y el lobo aprenden el abecedario en inglés. ¿Os animáis a acompañarlos en esta aventura? Estad atentos y avisad a Caperucita si el lobo hace de las suyas y roba algunas letras.

Me han gustado mucho las variaciones de los cuentos clásicos… ¿y a vosotros? ¿Qué os parecen estos 4 cuentos en inglés?

5 cuentos de princesas ¡para soñar despiertas!

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Cuentos de princesas

Seguramente a vuestros peques les encanta que les leáis un cuento antes de dormir… ¡o en cualquier momento del día! Por eso, hoy os presentamos una recopilación de 5 cuentos de princesas ¡para soñar despiertas (y despiertos)!

Veréis que se trata de cuentos cortos (aunque hay alguno un poquito más largo), ideales para leer junto a los más pequeños y acercarlos a la literatura infantil. Recordad que la lectura ayuda a los peques a incorporar vocabulario, a conocer culturas, a dejar volar su imaginación… En fin, ya sabéis lo bueno que es leer.

¿Descubrimos juntos estos 5 cuentos de princesas?

Para leer cada cuento, pulsad sobre las imágenes… ¡Disfrutad de la lectura!

Cuentos de princesas: La Bella Durmiente

Cuentos para niños

Nuestras amigas de Cuento a la Vista os presentan una visión diferente del clásico que todos sabemos de memoria. ¿Queréis descubrir qué pasó realmente en el castillo encantado y si se rompió o no la maldición? ¡A leer entonces!

Cuentos de princesas: Rapunzel

Cuentos de princesas

¿Creéis conocer el final de la famosa historia de la princesa Rapunzel? Mmmm, no estéis tan seguros. Pulsad sobre la imagen y descubrid la verdadera historia de la pluma de Cuento a la Vista.

Cuento de princesas, una historia original

Cuento de princesas

¿Qué pasaría si una princesa no quisiera ser princesa sino otra cosa? ¿Y si tampoco supiese qué quiere ser? Cuento de princesas es una historia mágica que ¡os robará el corazón!

Cuentos de princesas: La Sirenita

La Sirenita

Me encanta el cuento de La Sirenita, es uno de mis preferidos de siempre. Si a vuestras peques también les gusta, aprovechad y compartid con ellas este clásico de toda la vida.

Cuento< de princesas: La Cenicienta

La Cenicienta

Otro cuento clásico que suele gustar a todas las princesitas del hogar. ¿Quién quiere leer el cuento de La Cenicienta? Un clic sobre la imagen y se hará realidad vuestro deseo.

Os dejamos un regalito extra: la historia del hada y la sombra. Si bien las hadas no son princesas, ¡a las peques les encantan! Y si a vuestros peques les gustan los animales, aquí encontraréis una selección de 13 cuentos.

Imagen: Free images

6 cuentos populares para niños

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Cuentos populares

Los cuentos infantiles nos encantan, ¡no lo podemos negar! Nos permiten viajar a otros mundos, transformarnos en otras personas, incluso en superhéroes y todo eso de la mano de nuestros hijos… Además, ¿de qué otra manera podemos sumergir a nuestros peques en la literatura infantil?

Hace un tiempo comenzamos a traeros recopilaciones de cuentos para que los encontréis más fácilmente y podáis elegir por temáticas. Hemos preparado un post con 5 cuentos de princesas y 13 cuentos cortos de animales, y hoy le toca el turno a los cuentos populares.

¿Los descubrimos?

En esta selección encontraréis cuentos populares pero también, algunos un poco cambiados porque nuestras amigas de Cuento a la Vista han estado jugando un rato con estos cuentos infantiles. Para leerlos, haced clic en los enlaces.

Cuentos populares: Caperucita Roja

Cuentos populares

¿Quién no conoce el cuento de Caperucita Roja? El temible lobo seguro que ha asustado a más de una generación, ¿verdad? No os perdáis este post que recoge la historia del cuento y por supuesto, el relato en sí mismo.

Cuentos populares: Los 3 cerditos y el lobo

Los 3 cerditos y el lobo

Y sopló, sopló y sopló y la casita derribó… ¿Y si conociésemos la historia al revés? ¿Qué pasaría si el lobo no fuese tan malo como siempre pensamos? Nuestras amigas de Cuento a la Vista nos lo cuentan aquí

Si vuestros peques están aprendiendo inglés, podéis aprovechar y leerles este clásico de la literatura infantil en inglés. ¿Os animáis? Pulsad aquí.

Cuentos populares: La ratita presumida

La ratita presumida

Cuento a la Vista ha cambiado un pequeño detalle de esta historia que todos sabemos, ¿seréis capaz de descubrir cuál es? Haciendo clic aquí podéis leer este cuento popular un poco cambiado.

Cuentos populares: El patito que nunca fue feo (pues no era patito)

El patito feo

Siempre me gustó este cuento infantil, ¿y a vosotros? Esta extraña pero divertida versión seguro que conquista el corazón de toda la familia… ¿Lo leemos? Haced clic aquí.

Cuentos populares: Pulgarcita conoce el mundo

Pulgarcita

¿Y si Pulgarcito fuese Pulgarcita? Conoced a esta simpática niña descubrid el mundo y disfrutad de un cuento popular ¡patas para arriba!

Cuentos populares: Pedro y el lobo

Pedro y el lobo

Un cuento infantil con una gran enseñanza, ¿verdad? Seguro que disfrutáis leyendo Pedro y el lobo a vuestros peques y discutiendo luego las implicaciones de la historia.

¿Qué os parece esta selección de cuentos populares para niños? ¡A leer!


10 cuentos en inglés ¡para niños!

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Cuentos en inglés

Seguro pero seguro que estabais esperando una nueva recopilación de cuentos… ¿Me equivoco? Y por fin ha llegado. Hoy os traemos 10 cuentos en inglés para que los niños aprendan sin casi darse cuenta.

Siempre os decimos que nos encantan los cuentos infantiles y en mi caso, si son en inglés, ¡mejor! Me parece una gran idea para que los peques (y los papis también) practiquen el inglés ¡de manera divertida y repleta de creatividad!

¿Os animáis con estos cuentos en inglés?

Elephant Amaranta’s Fear

Cuentos en inglés para niños

¿Os imagináis a una elefanta grande pero muy grande con miedo a los ratones? Parece una broma pero no lo es. Amaranta tiene mucho miedo de los ratones, tanto que se sube a los bancos cuando los ve. No os perdáis este cuento de Cuento a la Vista, ¡os encantará! Leedlo aquí.

Cows don’t go to school

vaca-nino

La mejor amiga de Beto es la vaca Paca… ¿Qué pasaría si un día decide llevarla con él al colegio? Mmm, difícil saberlo porque las vacas no van al colegio… ¿o sí? Descubridlo aquí.

The Bug’s Stories

Cuentos infantiles en inglés

Tener un hermanito menor a veces se hace difícil y sino preguntadle a Nerea que debe compartir habitación con el suyo… ¿Leemos a ver di descubren algo en común que los una? Pulsad en el enlace para saber el final.

Ahmed’s Dream

Cuentos para niños en inglés

Sueños… ¡qué bonito es soñar! ¿Vosotros soñáis mucho? ¿Despiertos o dormidos? Este cuento en inglés habla de los sueños, específicamente de Ahmed. ¿Os gustaría saber con qué sueña él?

Noelia wants an omelette

Cuentos en inglés para niños

La dragoncita Noelia tiene muchas pero muchas ganas de comer un omelette, de esos que prepara su papá pero al romperse el huevo… ¡se llevarán un susto! ¿Os animáis a descubrir que pasa? Si sois valientes, haced  clic aquí.

The sleepy lamppost

Cuentos infantiles en inglés

Aquí conoceréis a una farola muy particular… Tan pero tan cotilla que prefiere dormir por la noche y durante el día ¡enterarse de lo que pasa en la ciudad! Claro que eso no es muy práctico para una farola, ¿o sí?

The bunny without ears

Cuentos en inglés para niños

¿Conocéis algún conejo sin orejas? Pues bien, nuestras amigas de Cuento a la Vista os contarán la historia de uno, un conejito diferente que descubrirá que ser distinto tiene sus ventajas. ¿Lo leemos?

The villain of the story

Cuentos infantiles en inglés

¿Qué pasaría si el lobo se cansase de ser el villano del cuento? Yo ya lo sé pero no os voy a adelantar nada, haced clic aquí y leedlo vosotros mismos.

The old lady in apartment 4B

Cuentos infantiles

Una anciana muy pero muy anciana vive en el apartamento 4B  y todos los niños de la zona creen que es una bruja. Pero la realidad es otra bien diferente, ¿la descubrimos?

The girl who didn’t know how to laugh

Cuentos en inglés

¿Os gusta reíros? Imaginad qué triste no saber reírse… Eso le pasaba a Tina, ¿leemos su historia? Así podremos saber si aprendió a reírse… ¡Crucemos los dedos! Clic aquí.

¡A disfrutar de la lectura!

Imagen: Taliesin

3 cuentos de Navidad ¡para leer en familia!

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Cuentos de Navidad

La Navidad está muy cerca y para empezar a sentir el espíritu de la Navidad, en Pequeocio os traemos un sinfín de manualidades de Navidad y de dibujos para colorear con ¡imágenes de las fiestas! Pero eso no es todo… Hoy os presentamos 3 cuentos de Navidad ¡que os encantarán!

Se trata de 3 cuentos infantiles de nuestras amigas de Cuento a la Vista. Si no los habéis leído, ¿a qué esperáis? Y si ya los conocéis, entonces sabéis que son preciosos ¡y que vale la pena repetir!

¿Los vemos? Para leer los cuentos, tenéis que hacer clic en las imágenes o en los enlaces.

Cuento de Navidad: El árbol de Navidad sin Navidad

Cuentos de Navidad: Un árbol de Navidad sin Navidad

La Navidad es el momento ideal para pasar rodeado de la familia y aquellos a quienes queremos, ¿verdad? ¿Qué pasaría si un árbol de Navidad descubriese esta gran verdad y se diese cuenta de que estar con la gente amada es más importante que estar rodeado de regalos? Descubrámoslo en este cuento de Navidad.

Leer el cuento aquí.

El rincón de la nieve, ¡un cuento de Navidad y amistad!

Cuentos de Navidad: El rincón de la nieve

Tartán es una simpática ardilla que tiene un amigo muy pero muy especial. Tanto que sólo lo puede ver cada Nochevieja… ¿De quién se tratará? ¡Hay que leer el cuento para descubrirlo!

Ver el cuento El rincón de la nieve.

Un cuento infantil para Navidad: El reno Moritz y su extraña nariz

Cuento para Navidad: El reno Moritz

Mucho se ha hablado de Rudolf y su nariz roja pero… ¿conocéis al reno Moritz? Moritz es un reno muy presumido y coqueto, tanto que los duendes de la Navidad deciden gastarle una broma… aunque no todo saldrá como estaba planeado. ¿Qué pasará?

Leer El reno Moritz y su extraña nariz.

¿Qué os parecen estos 3 cuentos de Navidad?  Estamos seguros de que os gustarán… Y por supuesto, si buscáis más cuentos de Navidad no podemos dejar de recomendaros un clásico de la literatura: Cuento de Navidad de Charles Dickens, la clásica historia de los 3 fantasmas de la Navidad…

Imagen principal: Chris

Cuentos para leer con los abuelos (y las abuelas)

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De todas las relaciones que los niños tienen en su familia, la que establecen con sus abuelos y sus abuelas es quizá una de las más especiales. La complicidad que se crea entre ellos, la ternura y ese aprendizaje entre generaciones convierte a la figura de los abuelos en un elemento clave de la literatura infantil.

Quizá por eso ha sido precisamente esta relación maravillosa la elegida por las chicas de Cuento a la vista para su último lanzamiento, Cuentos para leer con los abuelos (y las abuelas), un compendio de 9 historias donde los protagonistas son niños y niñas que tienen la suerte de contar con abuelos muy particulares.

En estos cuentos, escritos por María Bautista e ilustrados por Raquel Blázquez, los abuelos y las abuelas se salen de los convencionalismos para enseñarnos que en la vida no todo es lo que parece y que, igual que hace el abuelo Mati, uno de los protagonistas de este libro, todos debemos aprender a mirar a la gente por dentro y a descubrir siempre el lado más profundo de la realidad. Con estos abuelos excéntricos, divertidos, filósofos, despistados y tiernos descubriremos cómo cambian las estaciones, de qué manera recuperar los colores, por qué están enfadadas las olas, cuál es la vida secreta de los objetos o cómo debemos cuidar a las plantas.

Cuentos para leer con los abuelos invita a estos a acercarse a sus nietos a través de los cuentos, a leer y reír con ellos y a emocionarse con estas historias que con mucha imaginación y grandes dosis de humor consiguen también transmitir valores universales, pero huyendo de la moralina típica de muchos cuentos infantiles.

El libro cuesta 10,90€ y está disponible desde noviembre en librerías y en la tienda online de Cuento a la vista. Está recomendado para contar a niños a partir de 3 años, aunque los mayores de 8 también disfrutarán leyéndolo por su cuenta.

 

Cuento a la vista: Cambio de papeles

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Tras haber despedido el año con Cuentos para leer con los abuelos, la escritora María Bautista y la ilustradora Raquel Blázquez vuelven a la carga con nuevas historias. El cuento que hoy nos traen habla de un gato, Zeta, y de un niño, Mario que un día, por obra y magia de una hada traviesa se cambian los papeles entre sí. Una aventura que enseñará a ambos la importancia de valorar lo que cada uno tiene y de aprender lo bueno que los demás nos aportan.

Cambio de papeles es la primera de las historias que este 2015 la editorial Cuento a la vista publica online para nosotros, algunas de las cuales podemos encontrarlas ya editadas en formato libro -sí, en papel, libros de los de toda la vida- en librerías de toda España y en su tienda online.

Cambio de papeles

Mario era el humano de Zeta y Zeta, que tenía el pelo rojizo como un zorro, era el gato de Mario. A Zeta le gustaba mucho su humano, pero también le gustaba ir a su aire. Por mucho que el niño insistía, Zeta nunca dormía en su cama cuando él estaba dentro, prefería hacerlo acurrucado en un cojín junto al radiador. A Zeta le gustaba descubrirlo todo, ¡era tan curioso! y no tenía miedo a nada, o casi a nada. Porque el aspirador, en verdad, le asustaba un poquito. Cuando olía, oía o veía algo nuevo, Zeta no se lo pensaba dos veces… acudía sigiloso a olfatear, escuchar y observar lo que pasaba. Era todo lo contrario que su humano. Y es que a Mario no le gustaban las cosas nuevas: le daban miedo.

Por eso cuando aquel otoño comenzó en una escuela nueva, un colegio de mayores, que decía su abuela, Mario no paraba de quejarse. Eso a pesar de que había muchas cosas que le gustaban de su nuevo colegio. Para empezar ya no tenían que llevar ese babi color verde que tanto odiaba. Además, el colegio nuevo era mucho más grande y en vez de un patio de arena, tenían una pista de fútbol y otra de baloncesto. Sin embargo, las clases eran cada vez más complicadas. Lo que menos le gustaba a Mario era cuando le tocaba leer en alto delante de toda la clase. Se ponía tan nervioso que todas las letras comenzaban a bailar y a mezclarse unas con otras. Al final Mario comenzaba a tartamudear y le tocaba a otro releer lo que él había leído.

Mario le contaba a Zeta todas estas cosas y el gato, mientras se dejaba acariciar con paciencia, pensaba en lo injusto que era que Mario, que no quería ir al colegio, tuviera que acudir a él cada día.

–Y mientras yo, que me encantaría, tengo que quedarme en casa cada día. ¡Con lo que me gustaría a mí ir al colegio y aprender a leer!

Para Mario, sin embargo, era todo lo contrario:

–Qué suerte tienes Zeta, tú puedes estar en casa todo el día… ¡Si yo fuera un gato: sería tan feliz!

Y tanto quería Zeta ir al colegio y tanto quería Mario ser un gato, que una noche de luna llena un hada traviesa que pasaba por la ventana decidió concederles el deseo.

–Durante una semana Zeta será un humano y Mario un gato…

Imaginaros el lío que se montó a la mañana siguiente… Zeta con su cuerpo de niño de 6 años y Mario lleno de pelo color rojizo.

–Y ahora, ¿qué hacemos? –exclamó Zeta que ahora hablaba como los humanos, puesto que era uno de ellos.

–Pues tendrás que ir al colegio y hacerte pasar por mí –maulló Mario mientras se chupaba la pata con su lengua aterciopelada.

Y así lo hicieron. Zeta se marchó al colegio y allí vio con sus ojos todo lo que Mario le había contado. Lo campos de fútbol y baloncesto, los libros repletos de letras y aquella maestra que les hacía leer en voz alta. Como Zeta era muy curioso y no le tenía miedo a nada, estuvo observando a todos los niños, mirando bien los libros y descubriendo en qué consistía eso de leer. Pero aunque todo era muy divertido, Zeta estaba agotado. Así que cuando llegó el recreo pensó quedarse acurrucado en una esquina y echarse una siestecita: aquello de ser niño era muy entretenido, pero también muy agotador. Pero cuando estaba a punto de quedarse dormido, sus amigos vinieron y le obligaron a jugar un partido de fútbol con ellos.

Mientras tanto, en casa, Mario se había quedado en la cama tan a gusto que pensó que eso de ser gato era lo mejor del mundo. A mediodía se fue al despacho de Papá, se subió a la mesa y empezó a ronronear. Papá, que estaba revisando unos papeles muy complicados le apartó de un manotazo. Y el pobre Mario convertido en gato acabó de bruces en el suelo.

–Bueno, volveré a mi camita. No tengo nada que hacer más que dormir, comer y jugar…

Pero dormir tantas horas era aburrido, y no hablemos de jugar: perseguir una bola de lana no era la idea que Mario tenía de diversión. Tampoco era mejor comer: aquellas bolitas secas que Zeta solía devorar a todas horas sabían a rayos y truenos.

Y así fueron pasando los días. Zeta en el colegio, tan observador, había aprendido a leer. Mario, en casa, como no tenía nada que hacer, se dedicaba a curiosear por todas partes y a descubrir rincones en los que nunca se había fijado. También se estaba volviendo más valiente: ¡hasta había aprendido a enfrentarse al aspirador como nunca lo había hecho su gato! Y eso que al principio, cuando sintió la máquina apuntando hacia él casi se cae del susto, pero sabía que no tenía nada que temer, porque aunque esa máquina era muy potente, él era mucho más rápido.

Pero ambos echaban de menos su vida anterior: el colegio estaba bien, y leer era muy divertido para Zeta, pero era mucho mejor pasarse todo el día durmiendo y curioseando a su antojo. A Mario ser gato le parecía muy cómodo, pero también muy aburrido. No podía salir a a la calle, ni jugar al fútbol con amigos. Extrañaba el colegio, ¡incluso aunque le hicieran leer en alto!

Así que aquella noche, cuando habían pasado ya siete días desde que se cambiaron los papeles, Mario y Zeta empezaron a discutir cómo acabar con aquella situación:

–Yo no quiero ir más al colegio. ¡Vaya aburrimiento!

–Y yo no quiero quedarme todo el día en casa… ¡eso sí que es aburrido!

–Pero ¿qué hacemos? No sabemos por qué ha pasado esto, ni tampoco cómo solucionarlo…

Y justo en aquel momento, el hada traviesa que había creado el encantamiento apareció en la habitación. Era pequeña como una mariposa y no llevaba una barita mágica, sino una pistola de agua con la que disparó a Zeta y a Mario que volvieron a sus cuerpos originales.

–¡Espero que hayáis aprendido la lección y ahora disfrutéis con lo que sois!

Pero tanto Zeta como Mario habían aprendido algo más. Zeta había aprendido a leer y desde entonces, además de husmear por todas partes, jugar con bolas de lana, dormir y comer, también le pedía a Mario que le dejara abierto algún libro de cuentos para leer un ratito. Mario, a su vez, había aprendido a ser más curioso y a no tener miedo cuando la profesora le pedía que leyera en alto. Si se había enfrentado valiente a una máquina que absorbía pelos… ¿cómo no iba a atreverse con la lectura?

El gusano que quería ser mariposa de seda

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El gusano que quería ser mariposa de seda habla de un gusano que querría ser cualquier cosa menos lo que le había tocado ser: un asqueroso y aburrido gusano de tierra, de esos que los niños aplastaban cuando veían en el patio del colegio. Así que muy empeñado en convertirse en un gusano de seda, el protagonista de este cuento, comienza un viaje que acabará de la manera más sorprendente.

Un cuento infantil educativo de María Bautista, ilustrado por Raquel Blázquez, que habla de la importancia de aceptarse a uno mismo y a lo que somos, puesto que, seamos cómo seamos, todos somos importantes para la sociedad.

¡No os perdáis esta nueva entrega de Cuento a la Vista!

El gusano que quería ser mariposa de seda

De todas las cosas que podía haber sido en la vida, a Lunares le había tocado ser un triste gusano de tierra. Él que habría querido ser un valiente león, o una astuta zorra, no era más que un simple gusano, y no cualquier gusano, sino de esos que salían en la comida cuando se quedaba pocha y todo el mundo espachurraba con asco cuando los veía.

–Ya que nos ha tocado ser un gusano, ¿no podríamos al menos haber sido un gusano de seda? –preguntó un día a su amiga Larojos.
–¿Para qué quieres ser un gusano de seda? ¡Solo comen morera, que es una hoja que sabe a rayos y centellas! Nosotros sin embargo… comemos manzanas medio mordisqueadas, bocadillos con queso fundido, líquidos viscosos con sabor a naranja mezclado con sabrosa arena, etc.

Aquel menú tan especial venía de las papeleras de los niños que jugaban en el patio del colegio donde Larojos y Lunares vivían. El colegio estaba bien, siempre había mucho alimento y nunca se aburrían, pero los niños eran muy peligrosos. Si los veían jugaban con ellos hasta que acababan aplastándolos con el pie. ¡Era horrible!

–¡Pero nadie nos quiere! Sin embargo, a los gusanos de seda…
–¡Pero si son feísimos! Tan blancos y aburridos. Nosotros somos mucho más interesantes –insistía Larojos, tratando de animar a su amigo–. Mírate tú, con esos lunares morados que tienes. ¡Ya le gustaría a los gusanos de seda ser como nosotros!

Lo cierto es que Lunares era un gusano muy bonito. Tenía unas manchas brillantes por todo el cuerpo que le hacían muy especial. Además era muy coqueto, y le gustaba vestirse con sombrero y bufanda. Todos le querían mucho y hasta le habían regalado una flor azul por su cumpleaños para que decorara su sombrero. Sin embargo, Lunares nunca estaba contento. ¡Ser un gusano era un fastidio! Los gusanos no servían para nada… Excepto los de seda, claro, que daban aquel material tan suave y que tanto le gustaba a la gente.

– No digas eso. Los gusanos de seda son feos al principio, pero luego se convierten en preciosas mariposas. Los niños los guardan, los alimentan y se los enseñan a todo el mundo en la escuela. Sin embargo a nosotros… ¡nos aplastan en cuanto nos ven!

Y por más que Larojos trataba de convencerle de que ser un simple gusano no estaba tan mal, Lunares no paraba de quejarse. Tan triste estaba, que un día tomó una decisión.

–Voy a entrar en el edificio de las clases. ¡Quiero ser un gusano de seda! A lo mejor si me mezclo con ellos y como morera, yo también acabaré haciéndome un ovillo y convirtiéndome en mariposa.

Su plan era colarse en alguna de esas cajas de zapatos en la que los niños guardaban sus gusanos de seda.

–Lunares, ¡ten cuidado! Si te encuentran en la caja se darán cuenta de que no eres un gusano de seda y ¡te apachurrarán con sombrero y todo! –le advirtió Larojos.

Pero estaba tan convencido de que su plan saldría bien, que no hizo caso a sus advertencias y vestido con sus mejores galas se marchó hacia el edificio de primaria. Empezó su aventura un viernes por la tarde, pero el colegio era tan grande, y él tan pequeño, que no consiguió encontrar a los gusanos hasta dos días y medio más tarde, justo cuando la sirena del colegio anunciaba el principio de las clases.

Lunares, se coló en la caja, donde había un montón de gusanos de seda comiendo morera tranquilamente. Les observó atentamente y tuvo que reconocer que Larojos tenía razón: eran blanquecinos, feos y un poco aburridos.

Cuando los gusanos de seda vieron aquel extraño gusano de colores empezaron a gritar alborotadas.

–¿Quién eres tú? ¿Qué haces aquí?
–Soy Lunares y vengo a convertirme en mariposa de seda, ¡como vosotros!
–Tú no eres como nosotros. No podrás convertirte en mariposa.
–Claro que sí, ¡solo tengo que comer morera!

Tenía tanta hambre después de tantos días buscando a los gusanos de seda, que le hincó el diente a una hoja de morera. Pero aquella hoja le supo, tal y como había dicho Larojos, a rayos y centellas.

–Oye, que esta morera es nuestra. Tú no eres un gusano de seda y nunca lo serás. Por mucha morera que comas. Así que sal de esta caja y vete por dónde has venido.

Pero Lunares no quería irse de allí si no era convertido en una mariposa. Él quería ser un animal útil y bello, como aquellos gusanos. Un animal que sirviera para algo y que los niños estudiaran en el colegio.

No tuvo tiempo de discutir más con los otros gusanos. De repente, la caja se abrió, y Lunares vio un montón de ojos posados sobre él.

–¡Ey! ¡Qué asco! Mirad ese gusano con lunares de ahí. ¡Es asqueroso!
–¿Cómo habrá llegado hasta nuestra caja?
–¡Hay que aplastarlo!

El barullo llamó la atención de la maestra, que se asomó a ver lo que estaba agitando a sus alumnos.
–¡Pero bueno! ¡Qué tenemos aquí! Este gusano no debería estar en esta caja, pero no hay por qué apachurrarle…
–Pero profe… ¡si es asqueroso!
–Y no sirve para nada… ¡no se convertirá en mariposa!

La profesora cogió con sus dedos a Lunares, que muy asustado se encogió hasta casi parecer una bola. Llegaba su final, y solo podía pensar en su amiga Larojos y en todos los consejos que le había dado. ¿Por qué no la habría escuchado?

Sin embargo, la maestra no tenía ninguna intención de aplastar a Lunares.

–Fijaros en este gusano. Parece que no sirve para nada, ¿verdad? Pero estos pequeños bichos son importantísimos para la naturaleza. Ellos convierten la fruta podrida en alimento para la tierra, para que puedan crecer mejor las plantas. ¡Gracias a ellos los árboles crecen más fuertes y gracias a los árboles tenemos aire limpio para respirar!

Lunares se quedó mirando a la profesora sin entender nada. ¿De verdad estaba hablando de él? Y se sintió más importante que nunca en la vida. Tanto como aquellos gusanos que luego se convertirían en mariposas.

–¿Y ahora qué hacemos con este gusano, profe? –preguntó un niño.
–¿Podemos dejarle en la caja con los otros? –quiso saber una niña.

Pero la profesora tenía otros planes para Lunares.

–Le devolveremos al patio, junto a los árboles y la tierra. Para que pueda cumplir su función y pueda seguir dando alimento a la tierra de nuestro colegio.

Lunares volvió a su árbol junto a su amiga Larojos. Juntos volvieron a comer manzanas mordisqueadas, bocadillos de queso y jamón y zumos de naranja y arena. Lo que Lunares no volvió a hacer fue querer ser mariposa de seda. ¿Para qué si podía ser un maravilloso e importantísimo gusano de tierra?

El extraño laboratorio del profesor Melquíades

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Un cientifico loco en un cuento infantil sobre ciencia

La nueva historia infantil de Cuento a la vista nos lleva hasta el colegio, a la clase de ciencias. Allí está el profesor Melquíades, un científico un poco loco que enseñará a los niños una lección que no olvidarán jamás.

Con este cuento de María Bautista, ilustrado por Brenda Figueroa, los niños aprenderán que no siempre hay que dejarse llevar por la apariencia. ¿Qué esconderá en su laboratorio el profesor Melquíades? La respuesta, en este cuento…

El extraño laboratorio del profesor Melquíades

Todos en el colegio creían que el profesor Melquíades era un poquito raro. Le llamaban el científico loco porque siempre estaba encerrado en el laboratorio con sus gafas de protección, su bata blanca y una sonrisa entre feliz y maligna que a todos los niños les daba un poco de miedo.

El laboratorio del colegio se escondía tras unas puertas metálicas de color rojo a las que solo se podía acceder con la autorización del profesor Melquíades. Por eso corrían leyendas sobre aquel lugar casi secreto, que todos imaginaban con un sitio oscuro, lleno de probetas humeantes donde se llevaban a cabo los más horrendos experimentos.

El profesor Melquíades, además de misterioso, tenía aquella voz metálica, que parecía salida de un ordenador y que tan intrigados tenía a todos los niños.

–¿No será un robot o un cyborg de esos que salen en los libros de ciencia ficción? Es imposible que alguien tenga una voz así –decían algunos niños.
–¿Y os habéis fijado en la cara que pone cuando sale del laboratorio?
–¡Es verdad! Como si no estuviera prestando atención a nadie.

Los niños tenían razón, cuando el profesor Melquíades salía de su laboratorio parecía como si su batería de robot se hubiera quedado vacía. En los pasillos, en las aulas o en la sala de profesores siempre tenía aquella cara de despistado, como si realmente no estuviera allí, sino pensando fórmulas mágicas en su laboratorio. Nunca saludaba por los pasillos, ni tomaba café con el resto de compañeros. Se quedaba entre sus probetas ideando nuevos experimentos.

Quizá por eso, cuando en el último curso, los niños más mayores comenzaron la clase de ciencias con el profesor Melquíades, todos resoplaban con miedo.

–¡Yo no quiero entrar en ese laboratorio! –decían los más miedicas.
–Seguro que nos convierte en ratas para luego experimentar con nosotros –decían los más fantásticos.

Pero cuando aquella puerta de metal rojo se abrió y los alumnos entraron, todos se quedaron sorprendidos al comprobar que aquel lugar no se parecía en nada a lo que se habían imaginado. Para empezar, el laboratorio era muy luminoso y no oscuro y tenebroso como todos se habían figurado. En las estanterías había probetas, y botes llenos de líquidos de colores, pero todo estaba en orden. El doctor Melquíades, sin gafas de protección, les pidió con su voz metálica que se fueran sentando por grupos.

En cada mesa, y aquello sí que era extraordinario, había objetos muy variopintos: huevos, miel, leche, un tornillo, aceite, un tomate, una pelota de ping-pong, un naipe.

–Pero, ¿qué vamos a hacer con todo esto?
–¿Una tarta?
–¿Con un tornillo?
–A lo mejor es el tornillo que le falta al profesor Melquíades.

Los niños empezaron a decir un montón de tonterías sin pensar, hasta que el profesor Melquíades les mandó callar con su voz metálica.

–Vamos a comenzar nuestros experimentos. La ciencia es muy importante para el mundo. Puede que no nos demos cuenta, pero todo lo que nos rodea es ciencia. Y aunque todos pensáis que la ciencia es aburrida, o que da miedo, hoy os demostraré que no tiene por qué serlo en absoluto.

El profesor Melquíades fue poco a poco explicando los pasos para hacer distintos experimentos: unos huevos resistentes a todo tipo de peso, otros que flotaban y no se hundían jamás y líquidos que se colocaban unos encima de otros haciendo un arcoíris. Los niños estaban fascinados.

Pero además de con los experimentos, los niños estaban muy sorprendidos con el profesor Melquíades. El científico loco, que nunca saludaba en los pasillos, que siempre parecía en otro mundo y que se reía como los malos de los dibujos animados, era en realidad un profesor excelente. Disfrutaba tanto compartiendo la ciencia con sus alumnos que cuando sonó la sirena que anunciaba el principio del recreo, la mayoría de los niños estaban tan entusiasmados con los experimentos que no querían salir al patio.

– Profesor Melquíades, explíquenos por qué ocurren todas estas cosas maravillosas.

Y el profesor, con su voz metálica, habló a sus alumnos de cosas rarísimas de las que nunca habían oído nada: la densidad de los cuerpos, la presión del aire, la resistencia o la descomposición de la luz. Todos estaban boquiabiertos.

Después de aquella clase llena de experimentos, llegaron muchas otras. El profesor Melquíades, al que nunca más llamaron científico loco, consiguió transmitir esa pasión por la ciencia a sus alumnos.

Con el tiempo, alguno de ellos hasta se vistió con bata blanca y gafas de protección y acabó trabajando en un laboratorio. Pero lo que no olvidaron ninguno fueron las clases de ese profesor raro y con voz robótica que les enseñó que la ciencia, aunque a veces no les prestemos demasiada atención, es fascinante y divertida al mismo tiempo.

Cuento a la vista: Planes con el abuelo

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El cuento que te contamos a continuación es una adaptación de la recopilación Cuentos para leer con los abuelos (y las abuelas), un delicioso libro con 9 historias cuyos protagonistas son niños y niñas con abuelos muy especiales.

El cuento para niños que traemos hoy nos habla de Sara y de su abuelo, que está un poco triste y no quiere hacer planes con su nieta. Descubre el por qué de su tristeza leyendo esta dulce historia sobre la importancia de recordar a las personas que queremos…

Planes con el abuelo

Cuando la abuela murió, todos en la familia se quedaron muy tristes. Pero el más triste de todos era el abuelo: hacía tanto tiempo que la conocía, que ya no se acordaba de cómo era vivir sin ella. Por eso, Papá y Mamá decidieron que el abuelo tenía que dejar su casa en el pueblo y venirse con ellos.

–Ya lo verás, abuelo. Con nosotros estarás muy a gusto. Podrás irme a recoger al colegio, jugaremos juntos por la tarde en el parque, iremos juntos al cine y por la noche, si quieres, te puedo leer un cuento.

Sara estaba entusiasmada. Siempre le habían dado mucha envidia todos los amigos que tenían cerca a sus abuelos, o incluso vivían con ellos y hacían muchas cosas juntos. Los abuelo de Sara siempre habían vivido lejos, pero ahora podría disfrutar de su abuelo y hacer planes con él.

Sin embargo, el abuelo echaba tanto de menos a la abuela que no quería hacer nada de todas aquellas cosas que Sara había programado:

–Déjame niña. ¡No tengo ganas de tonterías! –decía malhumorado y se quedaba enfurruñado en el sofá sin hacer nada en todo el día.
–¿Qué podemos hacer con el abuelo? –se preguntaba Sara todos los días.

Ella también echaba mucho de menos a la abuela, pero no le gustaba verle de esa manera, así que decidió buscar una solución:

–¿Y si vemos una peli?
–¿Y si salimos al parque?
–¿Y si hacemos juntos los crucigramas del periódico?

Pero el abuelo solo quería pasarse el día recordando a la abuela. Tenía miedo de que si dejaba un solo minuto de hablar, pensar o soñar con ella, su recuerdo se iría para siempre igual que lo había hecho ella una mañana de invierno.

Así que Sara entendió que si quería pasar tiempo con el abuelo, tenía que ser compartiendo cosas de la abuela. Un domingo, Sara se acercó a la habitación del abuelo con un enorme álbum de fotos. Era un álbum muy antiguo, en el que ni siquiera salía ella, pero que Mamá guardaba con mucho cariño en su habitación:

–Abuelo, ¿quieres ver conmigo estas fotos? Y así me explicas lo que hacías en cada una…

El abuelo, empezó a gruñir malhumorado, hasta que se dio cuenta de que en aquellas fotos salía la abuela y que era una oportunidad perfecta para hablar de ella con su nieta.

–Fíjate qué jóvenes somos aquí. ¡Nos acabábamos de comprar un coche!
–Estáis guapísimos. ¿Y aquí?
–Aquí estamos de vacaciones. Mira, esa niña con gorro es tu madre.

Sara y el abuelo pasaron toda la tarde juntos hablando y descubrió muchas cosas de los abuelos que no sabía. Ella pensaba que siempre habían vivido en el pueblo, pero no era verdad. La abuela y él habían trabajado en Barcelona hasta que se jubilaron y decidieron volver al lugar donde habían nacido. También se enteró de cosas de Mamá y de los tíos. Había sido muy bonito pasar la tarde con el abuelo.

–¿Otro día me cuentas más cosas de la abuela y de ti cuándo eráis jóvenes?
–Claro que sí, Sara, todas las que quieras.

Y cada tarde, Sara y el abuelo se sentaban en el sofá y hablaban de la abuela, de la casa vieja del pueblo y de las cosas que hacían cuando eran niños. A veces, el abuelo le contaba también las cosas que soñaba por la noche. Siempre soñaba con la abuela, con que volvía a casa y le había hecho un cocido, o unas judías con jamón, que era su plato favorito.

Al abuelo le gustaba mucho hablar de la abuela, aunque a veces se ponía triste y los ojos se le llenaban de lágrimas. Pero en esas ocasiones, Sara le daba un abrazo muy grande y cuando se despistaba le hacía cosquillas en la barriga y el abuelo soltaba carcajadas y quejidos a partes iguales.

Un día, cuando Sara salió del colegio se encontró que en vez de Papá, quien había venido a buscarla era el abuelo.

–¿Qué haces aquí, abuelo? –exclamó extrañada la pequeña.
–Pues, ¿tú que crees? He venido a buscarte. Pero si no quieres me marcho…
–No, no, no. No quería decir eso. ¡Me gusta mucho que me vengas a buscar!

Desde ese día, el abuelo fue siempre a recoger a Sara a la salida del colegio. Y no era lo único que hacían juntos. También bajaban al parque, iban a ver películas al cine (era genial, porque al abuelo le encantaban las palomitas y siempre se compraban la bolsa más grande) y leían juntos cuentos.

No es que el abuelo hubiera decidido que ya era hora de olvidarse de la abuela, ¡qué va! pero había comprendido por fin, que no necesitaba pasarse el día entero sin hacer otra cosa que pensar y hablar de la abuela. Podía hacer un montón de cosas y ella siempre estaría ahí a su lado.

Porque la gente que queremos no desaparece nunca.


4 cuentos tradicionales ¡al revés!

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¿Qué pasaría si los cuentos que conocemos de toda la vida no fuesen tal y como los conocemos? Nuestras amigas de Cuento a la Vista se han encargado de cambiar las historias ¡y ponerlas patas arriba!

Así, Pulgarcito es Pulgarcita y Cenicienta no existe, ¡sino que conocemos la historia de Ceniciento! ¿Te gustaría descubrir estos 4 cuentos clásicos del revés?

Cuentos para niños: Pulgarcita conoce el mundo

Cuentos infantiles: Pulgarcita conoce el mundo

Pulgarcita era una niña muy pero muy pequeñita, del tamaño de un pulgar, de aqui su nombre. Y aunque le gustaba mucho cantar y amaba mucho a sus papás, no era feliz. ¿Por qué? Pues para saberlo, haz clic en la imagen o aquí. ¡Feliz lectura!

Cuentos tradicionales: El patito feo que no era feo

Cuentos para niños: El patito feo

El patito feo que no era feo pues no era patito es una historia preciosa sobre las diferencias y el amor. ¡No te lo pierdas! Seguro que los peques les encantará.

Cuentos populares del revés: Ceniciento

Cuentos para niños al revés: Ceniciento

¿Y si Cenicienta fuera en realidad Ceniciento y su sueño fuese descubrir el mundo? No te imaginas lo divertido que es este cuento patas arriba. ¿Quieres leerlo? Entra aquí o dale clic a la imagen.

Cuentos populares ¡al revés!: Bello y Bestia

Cuentos populares. Bello y Bestia

¿Qué pasaría si la Bestia fuese Bello y la Bella, Bestia? Una revisión del cuento clásico que nos dejará a los papis pensando sobre la importancia que le damos al aspecto de los peques. Como ya sabes, cliqueando sobre la imagen o el enlace ingresarás al cuento.

¿Cuál de estos cuentos populares al revés te ha gustado más?

Imagen: Photl

“Érase una vez Mundo mejor”, un libro de cuentos imprescindible

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Libro Erase un Mundo Mejor profes cuentan

Los Profes Cuentan, y mucho, de eso no cabe duda, ¡por eso este proyecto y el libro de cuentos que os queremos presentar hoy nos gusta tanto!

“Érase una vez un Mundo mejor” recopila un cuento inédito de Pilar Eyre y los diez cuentos ganadores de la V edición de “Los Profes Cuentan, un concurso organizado por Ecoembes, la organización que cuida del medio ambiente y promueve la sostenibilidad a través del reciclaje, y que premia por quinto año consecutivo la labor formativa que realizan profesores de primaria en materia de medio ambiente a través de la literatura.

“Érase una vez un Mundo mejor”, el compromiso de un libro de cuentos

¿Sabéis lo que más nos ha gustado?, que es un libro comprometido con el medio ambiente y con la infancia, ya que el dinero recaudado por la venta de este libro se donará íntegramente a Aldeas Infantiles SOS, la organización sin ánimo de lucro cuya actividad es la ayuda a la infancia ¡una preciosa iniciativa que también nos explican conocidos autores en este vídeo!

El libro, editado por la Editorial Planeta, cuenta con once preciosos relatos para niños, diez escritos por profesores que llenan de magia el libro con sus cuentos inspirados en la naturaleza, y el que abre el libro, ‘El bosque de Ada’, es un cuento infantil de la escritora Pilar Eyre, que además ha ejercido de presidenta del jurado. Por si la magia de las palabras fuera poco, el libro además cuenta con preciosas ilustraciones de la artista Olga de Dios.

Olga de Dios ilustraciones

El Gran Ganador de esta edición ha sido el cuento ‘La Península Ivérdica’ escrito por la profesora Raquel del Prado García junto con sus alumnos de 4º de primaria del colegio San José de Calasanz de La Bañeza, en León, y relata las aventuras de la ardilla Leonor que trata de cruzar la Península Ibérica de norte a sur saltando de árbol en árbol. Para conseguir su propósito, pide consejo a una misteriosa encina centenaria del bosque, que le explica que para que crezcan árboles de nuevo tendrá la misión de convencer a los niños del planeta para que reciclen.

Sin duda es un libro muy recomendable que os animamos a comprar (podéis hacerlo en El Corte Inglés, FNAC, La Casa del libro, Amazon y otras librerías tradicionales, o bien os podéis informar pinchando sobre la imagen de abajo)

Comprar libro erase una vez un mundo mejor

Como novedad, se ha presentado una aplicación móvil dirigida a niños, donde podrán ser partícipes del mundo que se ha creado en ‘Érase una vez un Mundo Mejor’, tener acceso a los cuentos, y otras funciones como dibujar ilustraciones creadas por Olga de Dios, jugar al “Ecotrivial” y aprender a cuidar de su entorno y del medio ambiente. Esta aplicación gratuita está diseñada para los sistemas operativos IOS y Android (podéis descargarla pinchando en los enlaces respectivos).

El reciclaje en España

No podíamos acabar sin recordaros la importancia del reciclaje, algo que, como sabéis, en Pequeocio nos gusta mucho y al que siempre os animamos con nuestras manualidades de reciclaje.

¿Sabías que Ecoembes gestiona la recuperación y el reciclaje de los envases de plástico, las latas y los briks (contenedor amarillo) y los envases de cartón y papel (contenedor azul) en toda España?.
En 2015, se reciclaron más de 1,3 millones de envases ligeros y envases de cartón y papel en todo el territorio nacional, ¡evitando de esta forma la emisión de toneladas de CO2 a la atmósfera!.

Si este libro de cuentos os ha gustado tanto como a nosotros, y quieres que tus hijos aprendan a cuidar de nuestro mundo, además de contribuir a Aldeas Infantiles SOS, comprad este libro, estamos seguros que os encantará.

Para más información: Los Profes Cuentan

15 cuentos contemporáneos para niños

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Qué cuentos infantiles leer

Nos encantan los cuentos infantiles, por eso hemos hecho una selección de cuentos contemporáneos escritos e ilustrados por Cuento a la vista que sabemos os gustarán.

No os perdáis estos cuentos contemporáneos, ideales para leer antes de dormir ¡o en cualquier momento del día! Recordad que leerles a los niños en voz alta les ayuda a incorporar vocabulario, mejorar la comprensión de texto oral y escrita y ¡les acerca a la lectura!

¿Descubrimos estos cuentos contemporáneos?

15 cuentos contemporáneos para disfrutar en familia

Cosas de niñas (y niños)

Cuentos contemporáneos infantiles

Dos primos comienzan a pelearse por una muñeca. Pablo lo hace sólo para fastidiar a su prima porque ¡las muñecas son cosas de niñas! ¿Sí, son cosas de niñas? Pablo descubrirá que las cosas de niñas no tienen por qué ser aburridas… ¿y qué descubrirá Paola? Aquí lo puedes leer.

La dieta de Rino

Cuentos infantiles contemporáneos: RIno y Lupo

Rino y Lupo son dos amigos muy peculiares porque ¡son súper diferentes! Y no sólo por ser un cerdo y un lobo, no señor, sino porque mientras uno es presumido, el otro es un desastre. ¿Qué pasará cuando Rino no quepa en sus pantalones favoritos? Pues que Lupo, su amigo, le enseñará a comer mejor… Léelo aquí.

La vida secreta de los objetos

Cuentos contemporáneos: La vida secreta de los objetos

¿Qué pasa cuándo las cosas se nos pierden? La protagonista de este cuento lo descubrirá cuando pierda sus gafas, ¿la acompañamos en esta aventura? Vamos allí.

Los cuentos del bichejo

Cuentos del bichejo, cuentos contemporáneos

Nerea debe compartir habitación con su abuelo durante una temporada ¡y no le hace nada de gracia! Pero todo tiene solución: en este caso, unos cuentos que os dejarán con la boca abierta. Leamos Los cuentos del bichejo.

La rana que fue a buscar la lluvia

Cuentos infantiles, cuentos contemporáneos gratis¿Qué pasaría si la lluvia no apareciese por una charca durante muchos meses? Pues muy fácil: una intrépida ranita saldría a buscarla. ¿Te ha picado la curiosidad? Aquí puedes leer la historia.

La madeja de lana azul

Cuentos contemporáneos para Halloween¿Te animas a acompañar a Mariló en una extraña aventura cuando se pierde en el mercado? Si es así, sigue el enlace.

Un cuento de princesas

Cuentos de princesas

Las princesas disfrutan de ser princesas, ¿verdad? Pues no todas, la protagonista de este cuento se aburre siendo princesa… Y entonces, ¿qué quiere ser? Descúbrelo aquí.

El conejo gruñón

Cuentos contamporáneos sobre prejuicios

Todos tenemos prejuicios pero si dejamos que nos sorprendan, nos podemos llevar una bonita sorpresa. Conozcamos juntos al conejo gruñón… un conejo de buen corazón.

El ajetreado día de Claudio Tomares
Cuentos contemporáneos: el cuento de Claudio Tomares

Claudio Tomares es un payaso que siempre tiene una sonrisa en la cara, aún cuando se despierta con el pie equivocado. ¿Queréis saber más? Entrad aquí.

Noelia quiere una tortilla

Cuentos contemporáneos divertidos

A Noelia le entran muchas pero muchas ganas de comer una tortilla y ¡se sumerge en una divertida aventura! No te la pierdas

Amina y el agua

Cuentos contemporáneos: Amina y el agua

Otro de nuestros cuentos infantiles preferidos es Amina y el agua, una preciosa historia sobre una niña que se muda de Sahara a España y encuentra todo pero todo muy diferente. Léelo aquí.

El miedo de la elefanta Amaranta

Cuentos infantiles: El miedo de la elefantita Amaranta

¿Qué me dirías si te cuento la historia de una elefantita que tiene miedo a las ratones? Así es muy pero muy difícil trabajar en un circo. ¿Conocemos a Amaranta?

El sueño de Ahmed

cuentos-ninos-ahmed

Conoce a Ahmed, un niño Libio que “escapa” de la guerra gracias a su imaginación. ¡No te pierdas esta historia!

El desván de la abuela

Cuentos contemporáneos: En el desván de la abuela

Celia se ha perdido el carnaval del cole y está súper enfadada pero… ¡en el desván de la abuela le espera una sorpresa! ¿La descubrimos? Pulsa aquí.

Ni que sí, ni que no

Cuentos infantiles contemporáneos

El abuelo Genaro cuenta los cuentos más maravillosos del mundo mundial pero un día se pone malito. ¿Quieres saber qué hará su nieta Nadia? Entra en el enlace.

¿Qué te parecen estos cuentos contemporáneos para niños?

Imagen principal: Bethany Petrik

Cuento de Juan Sin Miedo

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juan sin miedo cuento infantil

Juan Sin Miedo es un cuento infantil que ayudara a los niños a comprender lo que es el miedo y a saber que todos, incluso el valiente Juan sin Miedo tienen miedo a algo en algún momento de su vida, puede que a los fantasmas o quizás a pececillos de colores…

Es es otro de los cuentos de los Hermanos Grimm, y como todos sus cuentos esconde una moraleja que debemos aprender.

Cuento infantil de Juan Sin Miedo

Existió una vez, en una pequeña aldea, un hombre ya mayor con sus dos hijos.
El mayor era un muchacho constante y muy trabajador, que colmaba de alegría continuamente a su padre. El más pequeño, sin embargo, solo le daba disgustos:

– Hijo mío- Le dijo en una ocasión el padre a su hijo menor– Tengo poco que dejarte cuando me vaya, y no has hecho por encontrar una buena posición con la cual puedas vivir cuando me vaya decentemente. ¿Qué te gustaría hacer?
– No es cierto papá. Muchas veces oigo historias y leyendas plagadas de monstruos que aterran, y sin embargo, a diferencia del resto que las escuchan, no siento ningún miedo. ¡Quiero aprender a sentirlo!

Disgustado el padre, creyendo que su hijo pequeño no se tomaba la vida en serio, le dijo enfadado:

– ¿Crees que eso será suficiente para tu porvenir? ¡Pues márchate a buscar el miedo!

Tras aquellas palabras, Juan se despidió de su padre y su hermano y emprendió su camino. En él se encontró a un sacristán con el que se decidió a entablar una conversación, cansado como estaba de caminar solo y en silencio.

– Soy Juan Sin Miedo – Le dijo.
– Extraño nombre posees, pequeño – Respondió sorprendido el sacristán.
– ¿Podría mostrarme usted lo que es el miedo? Siempre he vivido sin él, y he emprendido este camino lejos de mi casa para poder encontrarlo.
– Quizá pueda ayudarte, pequeño. Cuenta una leyenda, que más allá del valle, existe un terrible castillo gobernado por un mago malvado. El dueño del castillo, un pobre rey ha prometido una gran recompensa a aquel que se atreva a enfrentarse al mago y a hacerle salir del castillo. Hasta ahora todos lo que lo han intentado han huido muertos de miedo. Sin duda allí podrías encontrar al miedo.

Decidido, Juan emprendió de nuevo el camino dispuesto a no parar hasta divisar las torres del dicho castillo. Una vez allí, Juan se acercó y situó junto a la misma puerta en la cual se encontraban dos guardias reales, que vigilaban aquella puerta principal:

– Soy Juan Sin Miedo y deseo ver a vuestro rey.

El más fuerte le acompañó al salón del trono y allí el monarca le explicó las condiciones necesarias que debía reunir para conseguir liberar el castillo del poder del malvado mago.

– Te entregaré todo el oro de mi reino si consigues pasar tres noches allí y liberar a mi castillo de la oscuridad.
– Le agradezco sus palabras, su majestad, pero yo en realidad solo quiero descubrir lo que es el miedo.
– «Qué valiente y honesto es este muchacho»- Pensó el rey tras escuchar sus palabras, sin embargo pocas son mis esperanzas ya…

Juan se dispuso entonces a pasar su primera noche en el castillo, cuando de pronto, le despertó un alarido que procedía de un espectro tenebroso:

– ¿Quién eres que hasta te atreves a despertarme?- Preguntó sin más reparo Juan.

Y por más alaridos que realizó el fantasma, solo consiguió burlas por parte de Juan Sin Miedo. A la mañana siguiente el rey visitó a Juan, advirtiéndole de que todavía le quedaban un par de noches en el castillo para conseguir su objetivo y promesa cumplida de liberar el castillo. Advertido, y ya dispuesto a dormir en la segunda noche, de nuevo Juan Sin Miedo escuchó unos alaridos que le alertaron. Tras ellos, Juan se dispuso a cortar la cadena que acarreaba el fantasma que le había desvelado aquella segunda noche, y tras cortarla el fantasma desapareció para siempre de la habitación y del castillo.

El monarca consideraba que toda aquella valentía no era suficiente para enfrentarse al maleficio, y de este modo Juan Sin Miedo llegó a la tercera noche, y una vez dormido, escuchó los ruidos de una momia espeluznante que le acechaba:

– ¿Por qué interrumpes mi sueño?- Preguntó Juan.

Al no recibir respuesta Juan Sin Miedo tiró de la venda de la momia, tras la cual, misteriosamente, se encontraba el malvado mago.

Parece que mi magia no responde frente a ti. Déjame escapar y liberaré al castillo de mi encantamiento- Dijo el mago.

¡Qué alegría sentía el rey y la comarca entera! Todos se reunieron a las puertas del castillo para celebrar la valentía de Juan Sin Miedo y honrarle por su hazaña. Así, el rey le ofreció residir en su castillo, y Juan permaneció allí mucho tiempo, convencido de que nunca conocería al miedo.

Transcurrieron los años, hasta que una de las hijas del rey dejó, trasteando, caer una pecera colmada de pequeños peces sobre la cama de Juan Sin Miedo.

– ¡Qué horror! ¡Qué miedo!– Exclamó exaltado Juan retirándose el agua y todos los peces del rostro.

Y así, con unos sencillos pececillos de colores, fue como Juan descubrió lo que era el miedo. ¡Quién lo iba a decir! Desde luego no la joven princesa, que decidió guardar el secreto de lo ocurrido para que todos siguiesen conociendo a aquel hombre como “Juan Sin Miedo”.

Cuento infantil de Los hermanos Grimm

Leyendas urbanas cortas para una noche de miedo

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leyendas urbanas

Las leyendas urbanas son historias de miedo extrañas pero verosímiles que circulan de boca en boca como si fueran verdades indiscutibles. A diferencia de los rumores, se relatan con todo tipo de detalles y se cuentan como si fuesen sucesos verdaderos, o como noticias que ocurrieron hace mucho tiempo en un lugar determinado.

En Pequeocio hemos recopilado 10 leyendas urbanas cortas para todos aquellos valientes que quieran pasar una noche de miedo con sus amigos ¿estáis preparados?

Cuenta una leyenda urbana…

1. La leyenda de las monedas de oro

Esta es una leyenda de terror típica de Córdoba. La historia trata sobre una antigua casa del centro de la ciudad que se dice está encantada y cuenta que en ella hace mucho tiempo vivía una familia acomodada que tenía una hija pequeña y varias criadas a su servicio.

Una noche mientras la niña dormía escuchó unos ruidos en el pasillo, abrió lentamente la puerta de su cuarto para mirar el pasillo que comunicaba los cuartos, enormemente largo y oscuro, lleno de cuadros y enlosado. Al final del pasillo la niña vio lo que parecía un niño de su edad levantando una de las losetas y metiendo algo dentro de un hueco en el suelo. La niña no podía creerlo, lo que vio relucir en la mano del muchacho al pasar por la tenue luz que entraba por la ventana eran monedas de oro.

Cuando el niño se fue salió y se dirigió hacia allí; entonces apareció una de las criadas con una vela enorme que también había visto lo que había pasado y quería sacar partido. Decidieron que no dirían nada a nadie, todas las noches se acercarían y con la ayuda de la luz de la vela levantarían la loseta y sacarían las monedas hasta acabarlas. Todas las noches la niña, que por su tamaño cabía dentro, se metía en el hueco bajo la loseta e iba dando monedas a la criada, quien las iba guardando en un enorme saco. Una noche en medio de su labor la vela comenzó a parpadear haciendo amagos de apagarse, la criada le dijo a la niña que saliera del hueco, que ya tenían dinero de sobra. La niña le hizo caso y abandonó el escondrijo, pero en el último momento una moneda cayó del saco al hueco y, en un acto de avaricia y sin pensárselo siquiera, la muchacha se metió de nuevo en el hueco.

La criada intentó agarrarla pero no pudo, mientras le gritaba que por favor saliera de allí y dejara la moneda, pero en medio de ese griterío la vela terminó de apagarse. En el momento justo en que el último rayo de luz salió de la vela la loseta se cerró ante los ojos de la criada dejando a la niña dentro. La criada decidió no decir nada a nadie, los padres dieron a la niña por desaparecida y el tema se fue olvidando con el tiempo.

Pero aún en la actualidad dentro de esa casa se siguen oyendo por las noches los gritos de auxilio de la niña que repiten noche tras noche en el pasillo “Por favor…socorro…sacadme de aquí…”.

2. La leyenda urbana del videojuego Polybius

Una de las leyendas más misteriosas del mundo de los videojuegos es una que afirma que hay un antiguo juego que provocaba amnesias y suicidios entre sus jugadores. El juego en cuestión era el Polybius, un especie de arcade aparecido en 1981.

En la época, Polybius tuvo un éxito importante y mucha gente se amontonaba delante de la máquina esperando su turno para jugar. Sin embargo, al cabo de unos días, numerosos jugadores se quejaron de padecer amnesias, cefaleas, pesadillas, insomnio y algunos, incluso, llegaron a intentar suicidarse.

Muchas son las leyendas que se dispararon alrededor del videojuego: muchos aseguraron ver a hombres vestidos con trajes negros tomando notas de los jugadores que más puntuaciones hacían. Otros aseguraban haber visto “caras fantasmales” que recorrían la pantalla. También están los que en mitad del juego han visto mensajes subliminales, entre los que el más destacado es “suicídate”. Voces bajo el sonido del juego, quejidos de pánico,… la rumorología se extendió.

Atari arroja algo de luz al asunto diciendo que el procedimiento empleado tanto en Tempest como en Polybius, que consistía en hacer girar el decorado alrededor de un elemento fijo, podía llegar a causar náuseas entre los jugadores.

3. La leyenda urbana de la chica de la curva

Cuenta la leyenda que hace muchos años, mucho antes de que se construyera la autopista que ahora cruza las entrañas de la montaña de Garraf en Cataluña, era noche cerrada, caía una lluvia suave pero ininterrumpida y la niebla cubría la noche con su manto blanquecino, impidiendo ver más allá de unos pocos metros.

Un hombre iba conduciendo su coche por las curvas, deseoso de llegar a su casa y reencontrarse con su mujer y sus dos hijas después de un largo fin de semana de trabajo.

En una de las curvas del camino, vio a una autoestopista, una joven rubia, demacrada y pálida, empapada por la lluvia, con un largo vestido blanco desgarrado y sucio de barro. Este hombre decidió llevarla consigo y acercarla hasta el pueblo más cercano. Durante gran parte del trayecto, el hombre y la joven fueron hablando de cosas triviales, cuando, en un momento dado, antes de llegar a una de las curvas más cerradas y peligrosas de las cuestas, la joven le avisa de que reduzca la velocidad hasta casi detenerse y que pase muy poco a poco.

El hombre lo hace, y comprueba, asustado, que, de no haber sido advertido por ella del peligro, probablemente se hubiera despeñado por el barranco con el coche. Le da las gracias, agradecido por haberle salvado la vida, a lo que la joven contesta:

No me lo agradezcas, es mi misión; en esa curva me maté yo hace más de 25 años, en una noche como ésta…

Y después de pronunciar estas palabras, desapareció, dejando como única prueba de su espectral aparición, el asiento húmedo del acompañante por sus ropas mojadas…

4. La leyenda urbana de Verónica

Jamás frente a un espejo se debe decir de forma repetida nueve veces Verónica. Suele haber quienes se ríen al conocer esta historia, que lleva circulando por el mundo desde hace varias décadas.

Esta leyenda urbana habla de una chica llamada Verónica de aproximadamente de 14 años de edad, que una tarde en las que acostumbraba reunirse en el pueblo con sus amigos, hizo espiritismo en una casa abandonada en la cual tenían su guarida. Ella no siguió las reglas de los fantasmas, se burló durante toda la invocación, una silla que había en la habitación cobró vida y la golpeó mortalmente en la cabeza.

Se dice que desde ese día Verónica aún no descansa en paz. Por eso su espíritu está condenado, vagando entre nosotros, buscando venganza entre aquellos que no saben respetar el otro mundo, como le sucedió a ella en la vida real.

5. La leyenda de la Cruz del Diablo en Cuenca

Según los habitantes del lugar, un muchacho bastante bravucón y conocido por ser un juerguista conoció a una hermosa chica. Su afán de conquistarla para demostrar su fama de galán, hizo que finalmente lograse su objetivo de quedar con ella. La cita fue durante una fría noche de tormenta. Un rayo cayó muy cerca alumbrando lo que en vez de ser las bellas piernas de la dama eran unas pezuñas. El muchacho huyó corriendo horrorizado y llegó hasta el convento de los Descalzos, donde aún se puede ver la cruz a la que se agarró fuertemente pidiendo ayuda divina para que no se le llevara el diablo. Aún hoy puede verse sobre la cruz la huella de su mano.

6. La leyenda del puente del beso en Luarca

Cambaral es un barrio de pescadores en Luarca, que lleva el nombre de un famoso pirata que atemorizaba a los habitantes de los pueblos que saqueaba hasta que llegó a esta villa asturiana. Allí fue apresado y malherido. Una hermosa joven del lugar fue encargada de curar sus heridas durante su cautiverio. Se enamoraron y decidieron fugarse pero encontraron la muerte de manos del padre de ella, quien en plena huida les cortó a ambos la cabeza. La leyenda narra cómo ambos permanecieron abrazados mientras sus cabezas rodaron hasta el mar. En el lugar construyeron el que hoy se conoce como el puente del beso y quienes acuden allí por la noche aseguran escuchar palabras de los amantes que provienen del fondo del mar.

6. La leyenda urbana del hombre del saco

Es una leyenda urbana con la que se asusta a los niños pero viene de una historia real, un hombre que secuestró a un pequeño niño en una bolsa y con un corte en las venas lo desangró para juntar la sangre y dársela de beber a un enfermo ya que, según una bruja del pueblo, esta sería la cura.

7. La leyenda del perro de Satanás

Cuenta la leyenda que algunos hacen pacto con Satanás para que los proteja y este les da el espíritu de un perro negro que espanta a todo aquellos que quieran robarles, pero a cambio ellos deben entregarle un alma cada mes.

8. La leyenda de la pintura del niño llorón

Dice la leyenda urbana que se trata de un niño que murió en el incendio de un orfanato y su alma quedo en la pintura que, luego, se expandió en copias por todo el mundo. La mirada triste del niño decora muchas casas que luego se incendian por completo y solo queda la pintura sin daño alguno.

9. La leyenda de las gemelas

Cuenta la leyenda urbana que en Inglaterra una madre dio a luz dos hermosas gemelas. Cuando cumplieron 3 años la familia salió a pasear, de regreso y mientras cruzaban la carretera para recoger el coche que allí habían estacionado, sin darse cuenta y en un abrir y cerrar de ojos, un vehículo atropelló a las gemelas que murieron.

Dos años más tarde y ya superado el trauma, la madre quiso volver a tener hijos y tras 9 meses dio de nuevo a luz a dos gemelas. Las niñas se parecían tanto a las que murieron que decidieron que no mencionarían nada de lo que sucedido a las niñas.

Una navidad, tres años después, la familia salió de paseo al mismo lugar de siempre, al regresar, mientras cruzaban la carretera que tanto pavor daba a la madre, las niñas se agarraron fuertemente a las manos de su madre y mientras se encontraban en mitad del asfalto las niñas le dijeron a su madre: “mamá… no nos sueltes, que aquí fue donde nos mataron”.

10. La leyenda del árbol de Casandra

En las Islas Canarias, existe la leyenda del Árbol de Casandra, que cuenta que Casandra era una jovencita de 15 años, que pasaba mucho tiempo jugando con un chico de su edad, pero aquella era una época conservadora y el romance que llegaron a tener fue muy mal visto. Así, el padre de Casandra le prohibió encontrarse con su pequeño novio, pero ésta siguió viéndose a escondidas y él, presa de la cólera ante la idea del deshonor, asesinó al novio de su hija…

Tras perder a su amado, Casandra realizó un pacto con el Diablo, sin embargo la descubrieron y, como en ese entonces aún se creía en las brujas, la capturaron, la ataron al árbol junto al cual hizo el pacto, y allí la quemaron viva… Desde ese fatídico día, comenzó a escucharse que cerca del árbol a veces se escuchaban los alaridos de una jovencita y un ruido como de cadenas arrastrándose. Se cree que es el alma en pena de Casandra, pues muchos dicen haber visto, tallado en la corteza del árbol, un “Casandra e Iván” que después se borra inexplicablemente…

¿Y a ti, cuál de estas leyendas urbanas te ha dado más miedo?…

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